Al igual que cuando un usuario habla de telefonía refiriéndose solo a los terminales (e ignorando por tanto toda la red que hay por debajo), los usuarios del sistema GPS utilizan el termino refiriéndose única e indistintamente a los satélites o al receptor.
Pero, tal y como reza el encabezado de este punto, el trasfondo es mucho más allá de los satélites.
Básicamente, se pueden distinguir tres tipos de elementos dentro del sistema GPS:
1) Red de satélites: también denominada constelación o NAVSTAR, consta de 24 satélites sincronizados de modo que sus trayectorias cubren toda la superficie terrestre. Para ello, los satélites quedan distribuidos en 6 zonas orbítales distintas, encontrando 4 unidades en cada una de ellas. La “supervivencia” de estos dispositivos viene garantizada por una serie de paneles solares acoplados a los mismos, capaces de proporcionarles la energía necesaria para su funcionamiento.
2) Terminales GPS: son los dispositivos que realmente adquieren los usuarios en tiendas. Su función es la de recibir todas las mediciones necesarias para determinar su posición relativa sobre la superficie terrestre.
3) Estaciones base: estas se encuentran situadas en la Tierra, y su cometido es fundamental, se trata de mandar información de control a cada satélite, para así poder gestionar y mantener tanto la ruta de cada aparato a nivel individual como a nivel de toda la constelación.